Pasadas las 4:30 empezamos a llegar los pocos que fuimos al encuentro. Para calentar y esperar si venía más gente, se empezó a jugar al pañuelo. Eramos tres contra tres, lo de menos fue quien gano porque era para entrar en calor. Como no llegaba nadie más nos adentramos en el césped y vimos algunas técnicas de defensa personal, basadas en luxaciones de mano, codo y hombros. Las cuales algunos probaron que si son efectivas y que duelen. Pronto se cansaron y todos a merendar y reponer fuerzas, después se disputaría lo que ya va siendo habitual al final de todos los encuentros, un partido de fútbol. Al igual que al pañuelo no importa quien gane o pierda lo importante es pasarlo bien, aunque algunos cometen muchas faltas, eso si sin muchas consecuencias.
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